Existe mucha información que destaca el porqué las especies en peligro de extinción son únicas: su capacidad para saltar, correr, comer y sobrevivir en situaciones que nos resultan fascinantes. Pero además de estos diversos talentos, muchas especies en peligro de extinción tienen un comportamiento muy característico. Aquí algunos ejemplos:

El panda gigante pasa de 10 a 16 horas al día comiendo. Así que la próxima vez que tomes un bocadillo, imagina que estás imitando al panda. Todos los días, el panda come alrededor de 26 a 84 libras (12 a 38 kg) de bambú, dependiendo la parte del bambú que esté comiendo.

El tigre necesita tener acceso al agua limpia para sobrevivir y, si los días son demasiado calurosos, se sumerge en el agua para refrescarse.

El elefante asiático es extremadamente sociable y forma grupos liderados por la hembra más vieja y con más experiencia, la matriarca. Cuanto más aprendemos sobre su dinámica social, más vemos que los elefantes asiáticos forman vastas redes, y los estudios muestran que incluso mantienen conexiones con elefantes que pasan mucho tiempo sin ver.

El oso polar tiene un estilo de vida principalmente solitario, pero con la comida surge la oportunidad de reunirse. Es probable que no veamos muchos osos polares juntos a menos que haya un festín de una ballena varada u otra abundante comida.

Una vez que la cría de la tortuga marina llega al mar, se embarca en un épico viaje que eventualmente puede llevarla a migrar a través de todo el océano Atlántico, como el caso de la tortuga boba. Las tortugas marinas llegan a sus destinos a través de una combinación de nado estratégico combinado con derivar pasivamente con las corrientes oceánicas.

El sueño es muy valioso pero el león es un gato profesional de la siesta. Pasa una importante parte de su vida diaria tomando siestas y descansando. Un león puede dormir hasta 20 horas al día, algo que podría darnos un poco de envidia.

A menudo descrito como un animal muy vocal, el hurón de patas negras hace una serie de ruidos a medida que avanza su día. Se comunica por medio de parloteos, silbidos, gemidos e incluso ladridos. Si bien en su mayoría es solitario, excepto durante la temporada de reproducción y mientras cuida a sus crías, se comunica con frecuencia y con una variedad de ruidos.

¿A quién no le gusta la música y cantar una que otra alegre melodía de vez en cuando? La ballena jorobada es uno de los mamíferos marinos más vocales: hace ruido y usa el sonido para comunicarse con otras ballenas.

Las especies en peligro de extinción nos recuerdan que todos estamos interconectados, que incluso los animales de todo el mundo son fibras escenciales en el tejido de la vida. Podemos hacer mucho más para cuidarnos unos a otros y ver algunas de las similitudes que todos compartimos.