La desigualdad racial y la pobreza tienen impactos negativos en la salud pública y el ambiente. Numerosos estudios han demostrado que las comunidades de color, los pueblos indígenas y las comunidades de bajos ingresos sufren una carga más pesada debido a la contaminación del aire y la falta de acceso a alimentos saludables y espacios verdes. Por ejemplo, un estudio publicado este año en Science Advances revela que la contaminación por partículas finas, la forma más dañina de contaminación del aire, afecta de manera desproporcionada la salud de las personas de color en Estados Unidos.

En sus inicios como académica y luego como cofundadora de Center for Earth, Energy, and Democracy, organización sin fines de lucro que aboga por la justicia ambiental, Cecilia Martínez ha luchado contra las políticas industriales que dañan a los más vulnerables.

Ahora, como directora de justicia ambiental en el Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca, dirige el esfuerzo para colocar a las comunidades al centro de las políticas ambientales del gobierno, donde siempre deberían haber estado.

Es indignante que el tamaño de la billetera o el color de la piel determinen si tu hijo crece en un ambiente contaminado. Admiro la incansable lucha de Cecilia Martínez, desde la plataforma académica hasta los pasillos de la política, y espero que el concepto de justicia ambiental logre integrarse en la formulación de políticas. Después de todo, es un movimiento para garantizar un derecho básico: un mundo saludable para todos.

Publicado originalmente en World Wildlife Magazine.