¿Cómo afectará el cambio climático a la megafauna marina?

En otras palabras: a medida que la temperatura del océano aumenta y que los hábitats se transforman, ¿podrán adaptarse o se extinguirán las ballenas, tiburones, rayas, delfines, tortugas y otras criaturas marinas?

Illustration of penguin and chick© ISTOCK.COM/CIENPIES© ISTOCK.COM/CIENPIES

Los fenómenos meteorológicos extremos, ocasionados por el cambio climático, prodrían provocar que el hielo marino se rompa y desaparezca cada vez más, poniendo en peligro las poblaciones de pingüinos emperador que requieren grandes áreas de hielo marino para reproducirse y anidar.

Según un estudio realizado en 2020 por investigadores y socios de conservación de WWF, el cambio climático podría alterar drásticamente el mapa de la megafauna marina, impactando a especies ecológica y culturalmente importantes así como a las personas que dependen de ellas.

Por un lado, afectará las fuentes de alimento de los depredadores del océano ya que las presas sucumben al calor o nadan hacia aguas más amigables, generalmente desplazándose hacia los polos, incluyendo a los depredadores que las persiguen. También alterará los hábitats (piensa en el derretimiento del hielo polar, por ejemplo, pero también en las severas tormentas que entierran los lechos de pastos marinos o destruyen los arrecifes de coral). Y las condiciones cambiantes del agua, como la temperatura, la acidez y los patrones actuales podrían disminuir la capacidad de algunas especies para reproducirse o provocar más brotes de enfermedades.

No todas las especies lograrán ajustarse con éxito a estos cambios. Interrumpidas por el tráfico marítimo o bloqueadas por masas terrestres, algunas no sobrevivirán. Estos cambios afectarán también a las comunidades humanas, incluidos los pueblos indígenas que tienen fuertes lazos espirituales con las especies marinas y dependen de ellas para su sustento.

Pero hay formas de mitigar los impactos en la vida silvestre marina y en las personas por igual. Las recomendaciones del estudio incluyen realizar más investigaciones para comprender mejor hacia dónde se dirigen los animales; proteger áreas clave de vida silvestre como bosques de manglares y corredores migratorios; y ayudar a las personas de las comunidades afectadas a comprender, prepararse y adaptarse a un océano cambiante.