Lo que descubrieron los agricultores cuando calcularon la cantidad de productos frescos que se quedan en el campo

Hoy en día, se estima que un tercio de todos los alimentos producidos en Estados Unidos, destinados para el consumo humano, se desperdicia. Eso equivale a unas 1,400 millones de toneladas de frutas, verduras, carne, productos lácteos, granos, mariscos y pescado que nunca salen de las granjas, se pierden o se echan a perder durante la cadena de distribución, o se tiran en los hoteles, supermercados, restaurantes, escuelas o las cocinas de los hogares. Para colmo, esta comida se desperdicia mientras que uno de cada diez hogares estadounidenses enfrenta inseguridad alimentaria.

Pero la comida desperdiciada no es solo una preocupación de tipo social o humanitaria, también es ambiental. La pérdida y el desperdicio de alimentos también empeoran la crisis climática. Cuando los alimentos se desechan, también desperdiciamos toda la energía y los recursos utilizados para producir, procesar, transportar, preparar y almacenar esos alimentos. Y si la comida llega hasta los vertederos y se pudre produce metano, un gas de efecto invernadero que atrapa el calor y es incluso más potente que el dióxido de carbono. A lo largo de toda la cadena de suministro, desde las granjas hasta su desecho, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) estima que la pérdida y el desperdicio de alimentos en el país es responsable del equivalente de las emisiones anuales de 42 centrales eléctricas de carbón.

La lucha contra el desperdicio de alimentos en las granjas La perspectiva de los agricultores

Alrededor del 16% del desperdicio de alimentos en Estados Unidos ocurre en las granjas, lo que significa que los alimentos frescos se quedan en su lugar de origen, a menudo debido a las estrictas especificaciones cosméticas de los compradores, los altos costos para que los productores regresen a los campos y la mala coordinación entre los dos grupos. Esta pérdida de alimentos ciertamente no es el resultado deseado. “Sembrar un cultivo es la combinación de la pasión, el instinto, algo de arte y mucha ciencia de parte de un agricultor, todo en colaboración con la madre naturaleza”, dice un productor de Coastline Family Farms. “Queremos que cada cabeza de lechuga romana o manojo de brócoli llegue hasta el plato de alguien”.

Para detectar y ayudar a prevenir el desperdicio de alimentos al comienzo de la cadena de suministro, WWF ayudó a siete productores y empresas a evaluar la cantidad de alimentos que se quedaron en sus campos así como las operaciones durante la temporada de cultivo de 2021, utilizando el índice de administración métrica para la pérdida de alimentos de cultivos especiales. Esta es una herramienta con la cual los productores pueden medir la pérdida de alimentos, tanto los que se quedaron en sus campos como en su operación en general. La herramienta también requiere que los productores clasifiquen sus mediciones en pérdidas no comestibles, comestibles y comercializables para que puedan comprender mejor el potencial que queda en sus campos o las oportunidades para utilizar más de lo que queda. Escuchamos las perspectivas de los productores, los ayudamos a medir sus productos que se quedaron sin vender y sin cosechar, y analizamos los beneficios de usar esta herramienta en el futuro y cómo los compradores podrían ayudarlos a reducir las pérdidas en las granjas. El proyecto principalmente brindó apoyo a los productores en el uso de la herramienta métrica de manera más efectiva y en la comprensión del valor que puede aportar a sus operaciones.

Los productores dijeron que la medición en el campo los ayudó a documentar, rastrear y comunicar mejor los datos sobre sus operaciones. Aprendieron cuánto producto -y por qué- se quedó en el campo y obtuvieron información sobre cuánto de su pérdida era comestible y comercializable.

El valor de medir las pérdidas

“El producto que se midió es perfectamente apto para comer pero tiene cicatrices. Debido a que tiene imperfecciones, muchos consumidores lo rechazarían, pero sería bueno para los mercados o restaurantes locales”. Calavo, México, Hawái y California (papaya, tomate, aguacate).

“Necesitamos cambiar el diálogo, al inicio y al final de la cadena de suministro, para identificar cómo la verdadera colaboración puede superar el sesgo sistémico que se ha acumulado con el tiempo. El intercambio de datos y conocimientos a nivel de campo con socios comerciales nos permitiría tener una discusión significativa y optimizar la cosecha de cada artículo consumible con un retorno justo para el productor”. Coastline Family Farms, California y Arizona (lechuga, corazón de lechuga romana, cebolla verde, lechuga orejona, coliflor, brócoli, apio y otras verduras mixtas).

“La información es poder. 100%. Si alguien me diera datos de campo y pudiera verlos, habría muchas cosas que pudiera o no arreglar como agricultor. Requiere la colaboración del productor, el transportista, etc. Este fue un año difícil, pero para mí, debemos seguir siendo mejores. Por mi parte, cada semilla debe ser perfecta, cada trasplante debe ser perfecto, etc. Tenemos que dar en el clavo. Quiero asegurarme de que mi cultivo sea el número uno”. Dole Fresh Vegetables (una división de Dole Food Company, Inc.), California y Arizona, México y producción regional en Florida, Georgia, Michigan, Ohio, Texas y Nevada (alcachofa, lechuga iceberg, brócoli, lechuga romana, apio, lechuga orejona, espinacas, coliflor, repollo y otras verduras mixtas)

“Si nos damos el tiempo de ver por qué los cultivos son o no son comestibles, entonces podemos usar esa información y realmente impulsarla a través de la herramienta, usarla como una plataforma de lanzamiento... para una recopilación de datos más finos”. Duda Farm Fresh Foods, California, Arizona, Míchigan, Georgia (brócoli, coliflor, apio, maíz dulce, lechuga, rábanos, cítricos)

“Dado que la agricultura es una de las 10 industrias más grandes del mundo, es vital para nosotros continuar buscando nuevas formas de reducir, reutilizar y reciclar nuestros recursos a lo largo de la cadena de suministro. Es por eso que las iniciativas de colaboración como el proyecto No Food Left Behind son importantes para nosotros para combinar la experiencia y medir mejor las oportunidades de mejora en todas nuestras operaciones”. Lipman Family Farms, California, Virginia, Carolina del Sur, Florida (tomate, pimiento, pepino, berenjena, calabaza, ejote, sandía)

“En Campbell estamos acelerando los esfuerzos para reducir los desechos en las granjas donde se cultivan nuestros ingredientes y en toda nuestra cadena de valor. Participar en este proyecto piloto nos brindó información valiosa sobre la muy alta tasa de utilización de cultivos lograda por nuestro proveedor de tomates para procesamiento E&H Farms”. E&H Farms, California (procesadora de tomate)

Trabajando por mejores políticas

Hands holding a tomato and measuring it

Medir la cantidad de productos frescos que quedan sin cosechar es una herramienta extremadamente valiosa no solo para mitigar el riesgo sino también para identificar y desarrollar oportunidades para reutilizar productos (proceso de valor agregado) o redirigir a otros mercados, incluyendo los bancos de alimentos.

Pero los productores necesitan más apoyo de los compradores y de políticas para crear estos posibles canales de venta y redirigir los alimentos a donde se necesitan, lo que les permitirá cosechar de manera rentable los productos comestibles que se quedan en sus campos. Reducir las pérdidas en las granjas debe ser una prioridad de toda la cadena de suministro, y no solo de los agricultores y productores, de modo que se puedan implementar el apoyo y los incentivos necesarios para que los agricultores comiencen a medir y utilizar todo lo que plantaron y cultivaron hasta el momento de la cosecha.

A nivel de políticas, los compradores y los generadores de políticas públicas también pueden facilitar que los agricultores donen excedentes de alimentos, accedan a la composta y alimenten a los animales con restos de comida suscribiéndose al Food Waste Action Plan. El plan fue desarrollado por WWF y otras ONG líderes para acelerar el progreso del compromiso de Estados Unidos de reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos para el año 2030, al mismo tiempo que se trabaja para reducir las ineficiencias del sistema alimentario y las emisiones de gases de efecto invernadero. Una de las propuestas clave que surgen del plan de acción es la Ley de Cero Desperdicios de Alimentos, que tiene como objetivo proporcionar apoyos en infraestructura para que las comunidades puedan compostar, rescatar y canalizar más de lo que cultivan los agricultores para que no termine en la basura.

Los productores nuevamente lideran el camino y están listos para hacer cambios en sus operaciones, que pueden ayudar a sus resultados en términos de crear canales alternativos para mover el producto y reducir los recursos utilizados para cultivar alimentos que, con demasiada frecuencia, se desperdician. Ahora es el momento de que el resto de la cadena de suministro y los legisladores coincidan con el trabajo que ya se está realizando en las granjas.

Los sistemas alimentarios son uno de los problemas de sostenibilidad más apremiantes de nuestra generación y representan una amenaza para el clima y la naturaleza, pero también tienen la oportunidad de ser parte de la solución. Garantizar que los humanos cosechen y consuman más alimentos es algo alcanzable y puede ser de gran beneficio para la cadena de suministro de alimentos, las personas y el planeta.