Pequeños pasos para reducir el desperdicio de alimentos

En estos tiempos de incertidumbre, lo más importante para todos nosotros es la salud, la seguridad y el bienestar de nuestras familias, empleados, seguidores, socios y la comunidad en general.

Actualizamos estos consejos alimenticios relacionados con nuestro trabajo en torno al desperdicio y la pérdida de alimentos, esperando que ayuden un poco en estos tiempos difíciles.

Por lo general hablamos de cómo el desperdicio de alimentos conlleva a la pérdida de recursos ambientales como la energía, el agua y la tierra. Pero, si evitamos el desperdicio y la pérdida, podemos lograr que más alimentos lleguen a más personas a nivel mundial sin aumentar los impactos ambientales que implica producirlos. En este momento, reducir el desperdicio es cada vez más importante y todos podemos hacerlo desde nuestra propia cocina.

Aquí algunos consejos que pueden ayudar:

Usa tus ingredientes al límite

¿Acaso se están marchitando algunos de los alimentos en tu compartimento para verduras? Revitaliza algunas verduras, como la lechuga, con un enjuague rápido de agua helada. ¿Están los plátanos oscureciéndose? Puedes pelarlos y colocarlos en un recipiente en el congelador para usarlos después en platillos horneados o batidos. Las sobras de los alimentos marchitos, feos o sobrecocidos pueden servir de base para deliciosas sopas y guisos.

“Consumir antes de”: confía en tus sentidos

Gran parte de los alimentos -tanto frescos como enlatados- se pueden consumir con seguridad mucho después de lo que pensamos. La mayoría de las fechas de caducidad no tiene nada que ver con la seguridad y, dependiendo del tipo de alimento, muchos aún se pueden comer con seguridad días, semanas o meses después de las confusas etiquetas que dicen “consumir antes de”, “véndase antes de” o “cómprese antes de". Confía en tus sentidos para saber cuándo se deteriora la comida o bien busca en la aplicación FoodKeeper y obtén más información sobre la frescura de los alimentos y cómo almacenarlos.

¡Congélalo!

Puedes congelar casi cualquier cosa: huevos, carnes, vegetales y salsas, incluyendo las que hayas traído a casa o que hayas cocinado. Mantén los recipientes bien sellados y deja un poco de espacio para los líquidos. Congela en porciones para facilitar el acceso y ponle la fecha y la etiqueta para que no olvides qué es qué. Si bien esto requiere un poco de trabajo extra de antemano, congelar te ahorrará un montón de tiempo de cocción, preparación e incluso ir de compras después. Además, podrás ahorrar dinero si usas todo lo que compras.

Elige lo congelado

Los alimentos congelados pueden ser igual de nutritivos y permanecer comestibles por mucho más tiempo. Por ejemplo, una gran cantidad de mariscos se congela antes de llegar a tu supermercado, luego se descongela y se exhibe. Eso significa que solo se mantendrá fresco durante unos días. Al comprar mariscos congelados, puedes extender considerablemente la vida útil de los alimentos.

Comparte si puedes

Hemos visto cómo todos se unen para hacer la diferencia. Por supuesto, solo debemos comprar lo que necesitemos. Pero también podemos ser creativos y compartir recetas con amigos, familiares y desconocidos para asegurarnos de no desperdiciar ni una onza y al mismo tiempo mantenernos conectados en tiempos de aislamiento. Y si tienes alimentos adicionales, comunícate con otras personas que podrían necesitarlos o dónalos a un banco de alimentos. Así podemos ayudar a cuidar a los que nos rodean.

Aprende sobre la conexión entre los alimentos y la naturaleza

¿Buscas actividades de aprendizaje para los niños? ¿Qué tal aprender sobre la conexión que existe entre los diferentes alimentos y especies y cómo puedes comprar de manera más inteligente y comer de manera más sostenible para ayudar a protegerlas? Puedes encontrar recursos sobre esta y otras divertidas actividades a través de WWF Classroom.